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Recursos para diseñar proyectos en el aula y en la institución, respondiendo al desafío de transformar los contenidos en la educación básica de la Formación Ética y Ciudadana en una propuesta viable.
Esboza respuestas frente a los problemas que se suscitan cuando la participación deja de ser discurso y comienza a abrirse paso en la escuela.
Muestra actividades que contemplan el trabajo con los padres, las organizaciones barriales, los abuelos y los medios de comunicación, entre otros.
- Proyectos para la formación ética y ciudadana.
- La escuela y la familia.
- La escuela y el barrio.
- La escuela y el mundo.
- La escuela y las ONG's.
- La escuela y las organizaciones gubernamentales.
Para algunos especialistas, la incorporación del capítulo dedicado a la formación
ética y ciudadana en los CBC (¿será casualidad que sea el último?)
no significa más novedad que la de plasmar por escrito aquello que los maestros
siempre hicieron sin necesidad de prescripción.
Para otros, constituye una importante inclusión que cambiará el rumbo de
la vida escolar argentina.
Para la mayoría es, sin duda, objeto de controvertidas posturas, algunas
de las cuales pretenden la anulación de su oponente, vaticinando -en caso de
no lograrlo- ¡¿oscuros designios para la libertad de pensamiento?!, siempre,
claro está, en aras de una pretendida lucha en contra de la discriminación, o
a favor de la democracia. (La coexistencia pacífica de posiciones antagónicas
no parece todavía sentarse en la mesa de negociaciones...)
Para contribuir a la ambigüedad general, se presentan en escena las intenciones
de lograr una plataforma común de valores universales que, si bien
son indiscutibles en el campo ideatorio (justicia, libertad, etc.), por ser extraídos
del ámbito de lo absoluto en el cual se originan, no encuentran fácilmente
resoluciones conciliatorias en la esfera del mundo físico en el que nos
movemos, donde todo puede ser de acuerdo con el cristal con que se mire...
En el ámbito de tan profundas y trascendentales disquisiciones, para las
cuales generalmente no son convocados los verdaderos hacedores de la cuestión,
los maestros, quedan opacados los verdaderos alcances del área y negados
algunos otros.
Al maestro se le exige hacer, y educar en la discusión reflexiva, hábito saludable
que a él le está vedado por las exigencias del sistema: ¡no hay tiempo que
perder!, hay que aumentar las horas de ciencia y tecnología que son el futuro;
hay que aprender más contenidos para poder estar actualizados; hay que
cumplir con la burocracia que acredita la pertenencia al sistema...