En nuestros días, la información llega por los múltiples canales de la televisión, de la publicidad del comercio, de los afiches, etcétera. Y la escuela puede formar un núcleo crítico en el que las materias y los alumnos elaboren una práctica propia de esta información venida de otras partes Los docentes ya no son el centro de la cultura, pero sí sus bordes. Aunque dependan del ministerio, de una estructura estática, los docentes pueden encontrar el medio de tomar distancia de la perspectiva de imperialismo cultural cada vez más divulgado por la publicidad, la televisión, etcétera. Puede asegurarse así una pluralidad de señales culturales. Michael de Certeau
Los trabajos que componen este libro encuentran un punto de referencia común, al que cada uno de ellos vuelve y se conecta de diferentes formas con la enseñanza de la historia. Ofrecen perspectivas y alternativas no las únicas posibles no como prescripciones del hacer, sino como propuestas acerca de las cuales comunicar. Este producto colectivo es diverso en posicionamientos, registros desde los cuales se construyen los textos, prácticas sociales, experiencias y, a su vez, es univoco nos interesa la enseñanza de las ciencias sociales. Los textos han surgido de las experiencias docentes de investigación1 y también de las actividades de extensión institucional de una universidad pública, la Universidad Nacional del Comahue (UNCo), que con su característica de universidad regional desarrolla acciones educativas en diversas localidades de las provincias de Neuquén y Río Negro. La mayoría de los autores, además, acumula prácticas en los institutos de formación docente de Río Negro y Neuquén y en las escuelas de nivel medio en las localidades de Neuquén, Las Coloradas, Cipolletti, Bariloche, Allen y San Antonio Oeste. Ellos son conocedores de realidades similares y disímiles. Las prácticas docentes en historia posibilitan el encuentro a partir de las mismas inquietudes y generan espacios para compartir conocimientos y trayectorias. Este libro constituye un texto polifónico: muchas voces se hacen oír en búsqueda de la pluralidad de señales culturales. La enseñanza de la historia política y la socialización política de las generaciones de jóvenes es un tema recurrente en nuestra mesa de trabajo y son varios los capítulos de este libro que trabajan esta perspectiva. En este sentido, con Miguel Ángel Jara planteamos, en el primer capítulo de esta obra, una propuesta centrada en la enseñanza de la democracia y la ciudadanía. Pensar en la democracia y en la ciudadanía como posibilidad para su enseñanza nos lleva, necesariamente, a una serie de reflexiones teóricas y didácticas que contribuyan a hacer inteligible los problemas de las sociedades actuales y, en particular, de la comunidad de la que formamos parte. En el capítulo 2, Alicia Garino trata una cuestión doblemente compleja de enseñar; la primera complejidad deviene del objeto de enseñanza: el conflicto de Malvinas, y la segunda reside en que se propone enseñar este conflicto en la escuela primaria. El núcleo central del texto es la búsqueda de reflexiones sobre la idea de que el saber científico y el saber escolar están claramente interrelacionados y no deben confundirse; y es tarea del docente impedir esa confusión convirtiendo el saber científico en objeto de enseñanza; el propósito de la propuesta es repensar el conflicto de Malvinas como objeto de enseñanza para séptimo grado. Con Teresita Moreno abordamos una propuesta para enseñar la ciudad. Las actividades del capítulo 3 pueden ser adaptadas para su abordaje en la escuela primaria y también en las instituciones de nivel secundario. La ciudad es un tema que se aborda desde la historia, la geografía y también desde la educación para la ciudadanía, como se observa en los diseños curriculares actuales. La fundamentación se encuentra en la condición de objeto vivenciado, familiar, experiencial: la ciudad, lugar social que habitamos hombres, mujeres, se convierte en objeto de enseñanza cuando la estudiamos a partir de sus habitantes, sus peculiaridades, sus características, su diversidad, su dinamismo, sus tensiones, contradicciones y conflictos, porque de esta manera vivimos la ciudad cotidianamente. En el cuarto capítulo, Miguel Jara y Fabiana Ertola se proponen vincular y comparar las experiencias trágicas en América Latina, teniendo en cuenta y utilizando como elemento potenciador el trabajo docente en áreas de frontera. La propuesta de enseñanza estará orientada a trabajar con las dictaduras militares de la Argentina y Chile y las memorias en sentido amplio que circulan en las zonas que colindan con el límite internacional- Víctor Salto trabaja el tema de los derechos humanos en el aula de historia. Sostiene el autor del quinto capítulo que la categoría de derechos humanos como contenido conceptual constituye un aporte central para una historia donde se problematice el pasado reciente. Esto implica por parte de los maestros y profesores una toma de posición, una decisión ético-política que asume la necesidad de repolitizar la formación de los estudiantes en las aulas de historia. Otro tema importante y desafiante en el marco de una enseñanza de la historia social y política es la Crisis Argentina de 2001, problemática que abordamos en el capítulo 6 con Mariana Campetti. Este acontecimiento de la historia argentina reciente es un objeto estudiado por investigadores locales y foráneos; ha tenido presencia en la prensa nacional y extranjera y lo abordan disciplinas como la historia, la sociología, la psicología, la política, entre otras ciencias sociales. Es un acontecimiento que atrapa, generando múltiples lecturas del proceso y por ello se constituye en un objeto de enseñanza muy potente. En el capítulo 7, María Esther Muñoz trabaja una problemática significativa para la enseñanza de la historia: las efemérides en el espacio de la escuela media. Sostiene la autora que la riqueza del intercambio intergeneracional reside precisamente en el hecho de que la memoria se modifica condicionada por las preocupaciones del presente. Las fechas, conmemoraciones o lugares adquieren nuevos significados en el devenir del tiempo y de las futuras generaciones. La diversidad en la elaboración y reconstrucción del pasado favorecerá la resignificación de la identidad social. El último texto de esta compilación está dedicado a la formación docente inicial en las ciencias sociales, historia. Allí sostenemos que enseñar a enseñar ciencias sociales es siempre una práctica compleja, surcada por múltiples desafíos, dificultades y gratificaciones. Intentamos constantemente explorar al máximo la riqueza del vínculo pedagógico, riqueza que transmite algo en ambos sentidos, desde y hacia los docentes con sus saberes específicos y su experiencia de vida y desde y hacia los alumnos portadores de saberes, historias, deseos, expectativas que también enseñan en el encuentro cotidiano. En esta presentación sólo resta volver sobre la cita de Michael de Certeau que abre esta presentación y decir que los que compartimos la pasión por la historia y su enseñanza buscamos que las aulas de historia se conviertan en un núcleo crítico para abrir los posibles espacios de movimiento para pensar, analizar, reflexionar, accionar el mundo en que vivimos. Los autores agradecemos a las instituciones que nos posibilitan la ejecución de las acciones de investigación, sin las cuales este libro no se hubiera materializado, muy especialmente a la Universidad Nacional del Comahue, quien acoge los proyectos destinados a conocer sobre la formación docente en historia y la enseñanza de la historia en la educación básica. Y, finalmente, retribuir, a los niños, jóvenes y adultos que surcan cotidianamente nuestras aulas, por sus indagaciones, dudas, preocupaciones y construcciones.