Los interrogantes acerca del problema de los límites están presentes en los intercambios cotidianos entre educadores familiares y escolares. Esta constante preocupación da cuenta de la importancia que se le otorga a una adecuada puesta de límites en el ámbito educativo. En los últimos tiempos, se ha establecido un consenso acerca de las implicancias que los modelos de intervención pedagógica tienen en el desarrollo presente y futuro de los niños (*1).

Cuando limitamos las acciones de los niños, les estamos transmitiendo un mensaje. Lograr que los límites que ofrecemos sean portadores de un mensaje de cuidado hacia el niño, implica no solo esfuerzo y dedicación sino, además, la adquisición de herramientas teóricas y prácticas específicas. Nos proponemos aportar al personal docente los elementos necesarios para construir un saber que le permita reflexionar acerca de su propia práctica y crear las condiciones para que los niños logren el autocontrol y se apropien de las normas y valores de nuestra cultura.

No nos resignamos a dejar de soñar con un orden social más justo. Para convertirnos en protagonistas constructores de una cultura deseada parece imprescindible poner la mirada en las instituciones educativas. Desde allí nos proponemos trabajar para recuperar nuestro poder de educar. Es decir, asumir el compromiso que significa ejercer un dominio sobre nuestros propios actos para realizar aquello que efectivamente podemos hacer porque depende de nosotros. En el marco de un contexto político social cuyos valores éticos se desdibujan, esta propuesta resulta un verdadero desafío que esperamos compartir con la comunidad educativa.

Vivimos tiempos turbulentos. Hemos sido testigos en estos últimos años de conflictos graves suscitados entre docentes y estudiantes, sobre todo en los niveles superiores que, en algunos casos, evidencian que nuestros niños, niñas y adolescentes presentan dificultades para incorporar normas básicas de convivencia y respeto. Dificultades que nos convocan a revisar el sistema educativo con el fin de producir algunas transformaciones. Pensamos que es posible realizar un aporte comenzando a mejorar los procesos de socialización desde el Jardín de Infantes. En este sentido, planteamos una tarea con un enfoque preventivo.

Intentaremos ofrecer instrumentos para la intervención, así como construir respuestas posibles a interrogantes sobre diversas cuestiones: qué permisos y prohibiciones es conveniente establecer; cómo asistir al niño para que logre el control sobre sus propios actos; cómo enseñarle respeto y solidaridad hacia los otros; cómo intervenir ante los desafíos o el negativismo infantil. Cada respuesta abrirá nuevos interrogantes. En la conciencia de que no existen respuestas únicas, se da por entendido que el abordaje de esta temática siempre quedará incompleto y sometido a permanente debate.

Las propuestas que ofrecemos pretenden alejarse de los consejos o recetas que presentan un perfil docente en términos ideales, estableciendo prescripciones tales como: el docente deberá ser tolerante, respetuoso y comprensivo (*2). Sabemos que los consejos sobran. No se puede ignorar que los docentes se enfrentan cotidianamente con una tarea muy compleja. El contacto permanente con los niños pequeños resulta, por momentos, sumamente placentero, pero también desgastante. Diariamente, los docentes nos encontramos protagonizando escenas que nos despiertan sentimientos de enojo, malestar, cansancio e irritación.

El abordaje de los límites en el ámbito escolar está determinado por múltiples factores –personales, sociales e institucionales– y constituye a su vez un factor de considerable incidencia en los procesos de aprendizaje: configura el clima del aula y marca el estilo de las relaciones interpersonales. Asumiendo la complejidad del tema, queda claro que esta problemática no puede resolverse con miradas parciales. Es necesario recurrir a diversos enfoques teóricos para alcanzar las respuestas más adecuadas a las necesidades que hoy se presentan en el marco del aula. Aportaremos, también, algunos conceptos teóricos sobre el desarrollo emocional e intelectual del niño y el funcionamiento de las instituciones educativas. Es necesario aclarar que estas producciones teóricas no se tratarán extensamente, ya que no es el propósito de este libro. No obstante, hemos procurado evitar simplificaciones que pongan en riesgo la fidelidad de las fuentes citadas.

Claudia Ester Gerstenhaber (Fragmento de la presentación del libro "Los límites, un mensaje de cuidado")


Notas 1. Como se explicitó en el prólogo a la presente edición, en aquellos casos en que se ha optado pluralizar el masculino se debe únicamente a la necesidad de facilitar la lectura. Por ello, se aclara que todas las menciones a los niños o al niño representan siempre a niñas y niños.
2. Como se explicitó en el prólogo a la presente edición, en aquellos casos en que se ha optado por el uso del generalizador masculino el docente o el maestro se refiere asimismo a la/el docente y la/el maestra/o. Cuando el texto dice los docentes o los educadores, se refiere a las/los docentes y las/los educadoras/es.