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La autora presenta actividades divertidas para que los niños puedan poner en juego sus conocimientos en relación con diversos temas de las ciencias naturales. La idea es aprovechar el contacto con la naturaleza en salidas, campamentos, colonias de vacaciones y otras situaciones al aire libre - escolares o no- para experimentar, buscar nuevas respuestas, plantearse nuevas preguntas, aprender y estimular la curiosidad y el amor de los niños por el conocimiento.
Las propuestas - agrupadas en capítulos según los temas que abarcan- se basan fundamentalmente en la observación y la experimentación.
En muchas de ellas la autora incluye algunas consideraciones sobre el marco teórico desde una concepción constructivista del aprendizaje.
Maestros y profesores inquietos encontrarán en este libro numerosas actividades que les permitirán abordar, en forma lúdica temas como el suelo, el agua, el aire, el cielo, el clima y los seres vivos.
Capítulo 1
Instalándonos en el lugar
Capítulo 2
El suelo
Capítulo 3
El cielo y el clima
Capítulo 4
Seres vivos
Capítulo 5
Agua y aire
Capítulo 6
Luz y sonido
Este libro contiene muchas actividades divertidas para los chicos, pero no es un libro de juegos, es un libro de ciencias. ¿Por qué esta aclaración? Porque nos parece importante tener en cuenta que en todas estas actividades estamos trabajando con contenidos específicos, aunque el objetivo no sea que los chicos estudien o aprendan conceptos o definiciones, sino que puedan poner en juego aquellas cosas que ya saben, experimentar, buscar nuevas respuestas, plantearse nuevas preguntas, aprender, estimular su curiosidad y su amor por el conocimiento.
Por eso, creemos fundamental que el desarrollo de todas las actividades que se elijan esté acompañado de la reflexión sobre los fenómenos, la problematización de las respuestas de los chicos, el análisis de resultados, el pensar sobre lo que hacen y lo que aprenden, y en todos estos casos, como siempre, la labor del maestro es invaluable. Él es quien puede acompañar al grupo en su recorrido, es quien sabe hacia dónde orientar el pensamiento, qué preguntas hacer, qué respuestas dar, qué complemento necesitan sus alumnos para abordar las nuevas experiencias o reflexionar sobre lo que hacen y logran.
En muchas de las actividades, hemos incluido algunas consideraciones sobre el marco teórico o sobre los conceptos, o hemos hecho alusión a los posibles análisis que los chicos pueden hacer, teniendo en cuenta una concepción constructivista del aprendizaje; pero somos conscientes de que esto es insuficiente, y sería impensable incluir en este libro todas las posibles rutas a seguir. Creemos que ésta es la tarea que el maestro llevará a cabo con éxito, con su experiencia, con su espíritu, con sus ganas.
Muchas de estas actividades se basan en la observación y experimentación. Pero nos parece pertinente hacer algunas aclaraciones sobre estos términos. A nuestro criterio, la observación sistematizada es una habilidad, o saber hacer, que debe orientarse, enseñarse y ejercitarse durante toda la escolaridad, y que está presente en toda actividad experimental. Pero es importante aclarar que de ninguna manera la observación puede relacionarse directamente con la comprensión de los fenómenos o la adquisición de los conceptos. La posibilidad de «observar», «discutir», «sacar conclusiones» apunta a algunas de las competencias relacionadas con el quehacer científico: organización, registro, establecimiento de similitudes y diferencias, inferencias a partir de lo observado, etc., pero esta observación, o sus resultados, no pueden ser considerados como evaluación positiva respecto de los contenidos conceptuales.
Es difícil pensar la mejor organización para un libro de taller de ciencias. Hemos elegido dividir las propuestas según los temas que abarcan, en función de facilitar la búsqueda, pero sabemos que en esta decisión hemos dejado de lado relaciones que los chicos y su maestro podrán encontrar.
No hemos hecho mención acabada de las edades para las que pueden sugerirse las actividades, salvo algunas excepciones. Creemos que ése es otro de los campos en el que el maestro del grupo es irreemplazable; y que bastará con preguntarse para qué hará la actividad, cuál es su objetivo, si será productiva o no en ese grupo en particular, si no generará frustración, etcétera.
Tampoco hemos incluido pormenorizadamente recomendaciones respecto del cuidado en las actividades que impliquen algún riesgo, ya sea por manipular fuego o sustancias calientes, elementos o herramientas cortantes, etc., pues creemos que en estos casos el maestro también sabe qué recomendaciones dar a sus alumnos, según las edades o las diferentes características de cada grupo. Sí nos parece pertinente recomendar que, así como consideramos fundamental el análisis y la reflexión de los conceptos en juego, cada actividad debe llevar también su tiempo de discusión con los alumnos sobre los aspectos de planificación, organización y cuidados a tener en cuenta.
Hemos intentado evitar la propuesta de usar comestibles en las experiencias, salvo en aquéllas en las que esas sustancias son irreemplazables. Siguiendo el mismo principio, creemos que es importante que, ante las actividades que requieren uso de agua, se reflexione sobre la necesidad de usar agua potable, o si podría utilizarse cualquiera.
Otro principio fundamental que orienta todas aquellas actividades con seres vivos es el respeto por la vida. De ninguna manera apoyamos experiencias o actividades que impliquen sufrimiento, daño o muerte de los seres, y creemos que se puede conversar este aspecto con los chicos, ya que ellos pueden ser los más fervientes defensores de esas «pequeñas vidas», y se encargarán de establecer entre ellos acuerdos, normas de cuidado, soluciones a problemas que tengan que ver con mantener vivos a los seres.
En fin, esperamos que este libro pueda ser interesante y útil para maestros entusiastas y chicos curiosos. No pretende ser nada más, ni nada menos, que eso: una herramienta para aquellos que siguen apostando al desafío de aprender y ayudar a aprender de un modo creativo, resignificando viejas propuestas o creando nuevas a la luz de las posibilidades de reflexión, construcción y recreación de los chicos, quienes, por suerte, hace mucho tiempo que han dejado de ser la «tabla rasa», para convertirse ante nuestros ojos en sujetos activos, comprometidos y entusiastas ante sus propios procesos de aprendizaje.
Graciela Caironi
Título: Taller de ciencias al aire libre
Subtítulo: Actividades para maestros y niños curiosos