Juegos de representación con niños

Si el juego es un derecho durante toda la vida, es en la niñez en donde cobra mayor relevancia. La promoción del juego y las nuevas propuestas deben llevarse a cabo de forma interactiva con aquellos a quienes se dirige para poder pensar actividades lúdicas que permitan moverse, crear, imaginar y decidir junto con otros.

Para ello, se debe observar qué y cómo se juega en la actualidad, cómo se juega de forma individual y junto con otros, cuáles son los materiales preferidos por cada público, a qué se juega y con quién. Resulta interesante pensar actividades lúdicas en nuevos escenarios para lograr propuestas enriquecedoras y que fomenten el aprendizaje.

El jugar es una dimensión esencial de la persona y a la vez un reflejo de las costumbres, relaciones y valores de cada sociedad. Asimismo, los juegos y juguetes contribuyen a la producción de otros valores y creencias. El juego tiene como base la interacción y el acuerdo de reglas con otros, implica aceptar desafíos y animarse a resolverlos, conlleva emoción, permite crear e imaginar nuevas posibilidades y favorece la expresión. Es, además, la primera forma de comunicación con los demás y de relacionamiento con el mundo. Al jugar se funda el orden lúdico en donde cada quien pasa a tener otros roles en la vida cotidiana, el espacio se convierte en escenario de juego y se conforma un nuevo tiempo.

Evelina Brinnitzer propone juegos de representación aplicables a los nuevos contextos: se trata de aquellos juegos que involucran lenguajes no-verbales (plástico-visual, sonoro-musical y/o corporal). Algunos de ellos involucran elementos de la estructura dramática. Las propuestas de la autora son:

• Títeres. Su fácil diseño a partir de bolsas de papel, medias viejas, botones, lanas y telas permite crear distintos personajes y reflejar sus personalidades. Utilizando una caja de cartón retocada y cubriendo una mesa con una tela, se generan improvisaciones libres que le dan forma a la personalidad del títere (también a partir del habla y el movimiento). Se pueden sumar tarjetas con personajes, lugares y conflictos para motivar la acción dramática. Este juego fomenta la imaginación del niño y permite su interacción. Incluso se lo puede invitar a elaborar su propia situación narrativa mediante la creación del títere promover su lado artístico.
• Completar el dibujo. Mediante trazos de líneas con distintas trayectorias, se pretende que el niño las complete según su propia imaginación. Este tipo de actividad implica el desarrollo de la creatividad por parte del chico, además de un mayor nivel de atención y resignificación de lo presentado.
• Dibudilo. La clásica actividad lúdica que consiste en asignar un personaje o cosa para dibujar y que el resto del aula deba adivinar a qué refiere fomenta la participación, la interacción con los demás y el pensamiento reflexivo.
• Adivina mi mímica. Consiste en representar con mímica aquello que se describió previamente por el docente para que los demás adivinen de qué se trata. La actividad cuando se organiza por equipos también fomenta la interacción entre los alumnos y el compromiso para con los demás, además de la imaginación y el trabajo de representación llevado por cada quien.
• Animales fantásticos. Se pretende que cada alumno cree con telas o papel de diario los cuerpos de animales fantásticos con características de distintos animales. A su vez, se les asigna nombre y una personalidad. De esta forma, cada niño debe contarle a sus compañeros la historia detrás de su nuevo personaje. Este juego favorece la imaginación, la capacidad artística y la narración.

Como jugar es un derecho, se debe visibilizar su importancia en el aula e incluirlo en las planificaciones nacionales. La creación de propuestas, tiempos y espacios dirigidos al juego y la experiencia espontánea en los niños desde una perspectiva inclusiva resulta imperativa en contextos de distanciamiento social para el aprendizaje y la capacidad de relacionamiento del niño.

Fuente: Basado en Juegotecas. Espacios para crear y promover actividades colectivas, de Evelina Brinnitzer.