Aprender, compartir, experimentar y pensar. Teoría y práctica, acción y reflexión. Se trata de los puntos en común que subyacen a las propuestas de los autores que en esta oportunidad comparten con nosotros sus experiencias. En todos los trabajos aparece la idea del taller como un lugar de producción, un lugar en donde se produce algo que antes no existía: un objeto, una comida, una reflexión, un conocimiento. Y aquello que se produce genera aprendizaje. Y si bien el aprendizaje es individual, "de cada uno", el proceso a través del cual se construyen los conocimientos puede transcurrir con los otros, compartiendo, escuchando puntos de vista, opinando, aceptando diferencias. Desde hace años los maestros tratan de implementar modalidades participativas en las clases de Jardín. En las páginas que siguen, quienes vienen pensando estas cuestiones comparten su experiencia, relatando actividades que sin duda proveerán buenas ideas para la tarea cotidiana. Laura Pitluk y Patricia Berdichevsky introducen cuestiones generales de la dinámica y ponen el acento en las actividades de la plástica. Estela D'Angelo y Ángeles Medina desarrollan un proyecto de trabajo en el cual, además de los niños, participan los padres y hermanos. La música y la literatura van de la mano en la propuesta de Alicia Zaina y Fabrizio Origlio: un taller para hacer canciones. Luego de un recorrido histórico acerca de la implementación de talleres en el nivel inicial, Mónica Batalla da cuenta de actividades que cotidianamente desarrolla en la sala y la institución. Andreína Caracciolo, Virginia Fernández, Silvana Lurbe y Fernanda Ramírez sugieren diversas formas de organización de la tarea y una serie de ejemplos, así como Karina Benchimol y Cecilia Román, quienes presentan distintas experiencias de trabajo, como los talleres de cocina, de literatura, de experimentos y de magia.